El iceberg de tu mente

¿Sabías que nuestra mente tiene diferentes niveles, y que la que actúa cuando estamos conscientes en el día a día es la responsable únicamente del 5% de decisiones que tomamos?


Las experiencias que tenemos y el aprendizaje que se deriva de ellas, así como lo que pensamos, hace que nuestras neuronas se muevan y creen nuevas conexiones entre ellas. Estos procesos crean percepciones determinadas que se graban en el cerebro dando lugar a la construcción de nuestro propio mapa del mundo, A partir de aquí se pone en funcionamiento nuestra mente, la cual es responsable de activar todas las capacidades que nos permiten procesar la información que recibimos e interpretarla según la percepción que tengamos basada en nuestras experiencias y aprendizajes anteriores.  


El trabajo incesante de las neuronas cerebrales resulta en la producción de electricidad (o energía) que se traduce en la creación de distintos tipos de ondas. Estas ondas se detectan gracias a un aparato que se llama electroencefalógrafo, y existen distintos tipos según su frecuencia (medida en Hercios o Hz, y aquí ordenadas de menor frecuencia y actividad cerebral a mayor):


  1. Ondas delta (1 a 3 Hz), asociadas al sueño profundo sin sueños.
  2. Ondas theta (3,1 a 7,9 Hz), asociadas a las primeras etapas del sueño, y promueven la relajación (también en estado de vigilia). Se dan también cuando llevamos a cabo actividades que implican nuestra imaginación.
  3. Ondas alfa (8 a 13 Hz), asociadas a un estado de relajación o reposo profundo en vigilia, sobretodo si tenemos los ojos cerrados. Son las ondas de la calma sin sueño, y que nos permiten por ejemplo entrar en momentos de meditación. 
  4. Ondas beta (14 a 29 Hz), asociadas al cerebro despierto en un estado de actividad consciente dónde llevamos a cabo actividades que requieren nuestra atención, y son las más frecuentes de todas.
  5. Ondas gamma (30 a 100 Hz), asociadas a una altísima actividad cerebral y procesos cognitivos superiores, como por ejemplo momentos de concentración o razonamiento intensos y respuestas a situaciones estresantes inesperadas.


También cabe destacar que las ondas cerebrales no reflejan la activación de una área cerebral en concreto, sino que nos muestran la actividad cerebral en su conjunto de un modo más o menos sincronizado. Y que se dan los cinco tipos de onda durante todo nuestro día, dependiendo de la actividad que estemos llevando a cabo en ese preciso momento. Durante nuestro desarrollo de niños a adultos, las frecuencias que más predominan en el cerebro pasan de ser ondas más lentas a ondas más rápidas.


Si te fijas bien, el paso de ondas más lentas a ondas más rápidas implica un cambio en nuestro estado cognitivo y mental. Y es que se considera que la mente tiene distintos niveles o estratos de organización de la información que recibimos, y el reflejo de las ondas cerebrales en un determinado patrón de ondas refleja el acceso a cada estrato en concreto. Básicamente se considera que existen dos niveles mentales:


  1. Mente consciente: es la mente que percibimos más activa y que observa nuestro entorno con todo detalle, con la cual adquirimos conocimientos, analizamos, racionalizamos y tomamos decisiones, y desarrollamos nuestra inteligencia. Con la mente consciente pensamos en lo próximo que haremos y cómo lo haremos, y nos permite acceder a nuestros pensamientos y recuerdos, pudiendo imaginar y visualizar nuestros deseos y aspiraciones. Con ello mejora sus habilidades continuamente hasta que se convierten en patrones inconscientes. Este nivel de la mente ha surgido de forma reciente con la evolución de nuestro cerebro, y constituye el 5% de nuestras decisiones y, por ende, acciones y resultados derivados; asociándose típicamente al estado de ondas cerebrales beta. Asimismo la mente consciente deriva de la actividad del córtex cerebral, que es el área más superficial del cerebro (y la que mayor energía consume).


  1. Mente inconsciente: es el lugar de la mente dónde se almacenan todas las experiencias que hemos tenido desde que nacimos y que no podemos recordar de forma consciente, teniendo acceso a nuestros recuerdos. Guarda todo lo que escapa a nuestro control: pensamientos y recuerdos reprimidos, impresiones o traumas, por ejemplo. Gracias a la mente inconsciente automatizamos nuestros hábitos y nos evita tener que aprenderlos continuamente. Guía nuestra vida en un 95% y procesa 200.000 veces más datos que la mente consciente, y por ello también se la conoce como mente emocional, dado que debido a todo lo que alberga en su interior produce que a veces llevemos a cabo acciones aparentemente irracionales. Al tener guardados en sus archivos todas nuestras experiencias de vida, si accedemos a ella podemos encontrar cosas que pensamos que habíamos olvidado. La mente inconsciente se asocia a las ondas cerebrales theta, y actúa como un auténtico filtro que selecciona segundo a segundo la información relevante de la que no lo es a través del tálamo cerebral, para que la mente consciente pueda actuar sobre lo que recibe sin saturarse.


Por ello la mente en realidad se asemejaría a un gran iceberg, en el cual solo nos damos cuenta de la puntita de hielo que sobresale del océano (mente consciente) mientras que la gran mayoría responsable de lo que pensamos, sentimos y hacemos está oculto en el fondo del mar 😉🏊.



A por un 2021 en tus propios términos 💪

¿Quieres dar el siguiente paso en tu crecimiento personal y espiritual en una comunidad de almas que vibran como tú?

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